Con amplia experiencia en el mundo del turismo, Horacio Bóvolo está comandando los destinos de la Cámara de Comercio, Turismo e Industrias de Puerto Varas, ciudad en la que es propietario del Hotel Boutique Casa Kalfu.
Licenciado en Turismo, de la Universidad de Morón, en Argentina, y ex alumno del área de Hotelería en la Universidad Complutense de Madrid, antes de llegar a la ciudad lacustre trabajó (2003 a 2009) para el Ministerio de Turismo de su país, siendo el delegado regional Área Pacifico Sur de la Embajada de Argentina en Santiago.
El pasado martes 21, en declaraciones a El Llanquihue, se mostró crítico frente al uso que algunos empresarios estarían dando a la Ley de Protección al Empleo. “Mucha gente abusa y ha tomado este contexto para desprenderse de trabajadores”, comentó. Y reforzó la idea al apuntar a cuatro o cinco grandes empresas de la comuna lacustre “que se escudaron en esto para hacer unas limpiezas vergonzosas, que implican entre un 30% a un 40% de su personal”.
El Llanquihue quiso conocer el detalle de esa aseveración; sin embargo, el empresario argentino se mostró más cauto en sus apreciaciones y apeló a la posibilidad de acceder a la información pública disponible en la Secretaría Regional Ministerial (Seremi) del Trabajo y Previsión Social. Sobre sus dichos, admitió que “no son fuentes todavía ciento por ciento confiables. Esto hay que corroborarlo”.
“Yo conversé hoy (ayer) con el seremi del Trabajo (Fernando Gebhard) y me decía que los despidos del mes de marzo estaban focalizados en alojamientos y restaurantes (…). Ante la posibilidad de que la crisis fuese tan violenta y mirándose en el espejo europeo, que fue más fuerte, como en España e Italia, algunos empresarios se precipitaron y tomaron decisiones muy rápidas y prácticas. Pero, cuando aparece la ley de suspensión del empleo, en ese momento se atenuó sustancialmente el despido de mano de obra”.
¿Cuál es la condición de la hotelería ante esta crisis del covid-19?
La situación de las empresas medianas es realmente muy complicada. Las más pequeñitas, una pyme como la mía u otros hoteles de 15 a 20 habitaciones, seguramente se van a poner en funcionamiento otra vez, atendidos por sus dueños. El problema también está en aquellas infraestructuras que son importantes, donde echar a andar la máquina es muy complicado, por su envergadura, que lo hace muy dificil de movilizar y que tiene unos costos iniciales tremendos.
¿A qué ritmo cree que se logrará la reactivación del sector?
Va a ser muy lenta y tenemos atisbos que Sky (Airline) va a empezar a volar en junio y que la “nueva normalidad” se va a ir asentando paulatinamente, no dejando de lado el espejo de lo que está pasando en España e Italia, donde quieren llegar a su verano, especialmente en su gran mes que es agosto, porque ahí podremos tener rebrotes o problemas de cuarentenas sectoriales. Es todo un turismo y una alquimia que realmente es muy dificil construir.
¿Cómo anticipa que podrá partir todo en este destino?
Vamos a empezar incipientemente por la hotelería pequeña, operada por los dueños, con un nivel de maximización de un parámetro sanitario que seguramente va a bajar desde Salud y que va a aplicar la industria, por una decisión de autogestión y de auto cuidado. Pero hay que aclarar que la hotelería no está cerrada, sí los restaurantes. Y en los casos en que lo han hecho, ha sido por decisión propia, porque no hay volumen de pasajeros.
A su parecer, ¿hay señales entonces para presumir una pronta recuperación de la actividad?
Yo lo veo muy paulatino, siempre mirando de reojo la experiencia española e italiana; las posibilidades que aparezca algún antiviral o, como habla el gobierno, algún método de control, en el que tengamos una aplicación que nos permita disponer de un pasaporte de cierta seguridad, con un paréntesis con lo que significa eso en la invasión de la privacidad de los individuos.
Otro punto importante es cómo se van a aplicar los créditos con garantía Fogape (Fondos de Garantía para el Pequeño Empresario) que van a estar imponibles la semana que viene y si van a llegar a la pequeña y mediana empresa. Si eso llega bien, va ser un tremendo alivio. Entre la ley de suspensión del empleo y las medidas Fogape, se ha generado una bocanada de aire para poder respirar y llegar al invierno y, siendo optimistas, a una operación mediana del turismo en la próxima temporada de verano, lo que no quiere decir que algunos se puedan ir quedando en el camino.